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Mostrando entradas de junio, 2018

sedimento

[...] Entender la textura de la cuerda con solo mirarla, comprender la textura del sonido, leer la textura del aire. Y luego tocarla, tocar la cuerda. Rescatar la nota. Invocarla, hasta que todo lo que la rodea la aglutine. A la nota, a la cuerda, al tono, a su entorno. Y se convierta en un unívoco multiplicado, que regrese flotando a todos los unos otros que manejan las partes, que a la vez son unívocas y múltiples de significación, aporías infinitas que no pueden sumarse ni dividirse y aun así se superponen y completan. [...] Diez-Madroñero

LA QUIETUD ES LA MÁXIMA VELOCIDAD ALCANZADA.

La vida supone un avance. Pero solo es un supuesto que se desprende de un estado permanente. Químico, físico, mental, mágico, y en última instancia consciente. 

Permanencia y estado de lejanía. Suspensión cromática: blanco. Los volantes rojos

Del estado de suspensión a la locura. Sustantivos cercanos: los festones de un vestido de volantes Rojos. Volantes. Azules en la escarcha blanca. La margarita. En el rocío de la mañana olorosa, volantes y faldas, y piernas largas. Del estado de suspensión al arrullo incansable de la verbena, chasqueando, tintineo de pasos, y palabras, vasos, Y SUSTANTIVOS CERCANOS. Del estado de suspensión a locura. Y el vacío y el ruido de la verbena, la orquesta, la música, los volantes y los pasos: la luna colgada de una luz de cañón, de colores que marca la estela de la noche viva, y suspendida del halo del humo que la hace visible, transito por ella sin saber por dónde he venido y me caigo. Y sentada en el suelo justo al ras de los zapatos la niña alza la vista y lo ve: volantes, volantes rojos la rodean bailando. Y allí, colgada, en la suspensión de la locura  nadie comprende que miran aquellos ojos