Había luz, hacía sombra. El sol pintaba los contornos de los tejados en el suelo. Con finas rayas invisibles la calle estaba seccionada.

Había luz, hacía sombra. Todo estaba callado. 

La paz cruzaba las calles del pueblo.

Había luz. Mucha luz, esa luz del verano. Era imposible tener miedo. A pesar de ello, aquella tarde parecía aterradora.


Había luz. Mucha luz. 

Toda la suya y la nuestra. Y la de un sol de verano que acentuaba la sombra de su ausencia

Comentarios